LOS CREADORES DE LA VIDA EN LA TIERRA
Esta historia empieza hace muchos, muchos años; tantos, que no bastará con retroceder cientos ni miles; deberemos volver atrás millones de años… y bastantes.
Para concretar el momento, en la tierra faltan todavía millones de años para que aparezcan los dinosaurios; es un planeta “ardiente” y sin ningún tipo de vida orgánica, en el que descienden lenta, pero inexorablemente, las altísimas temperaturas que se han dado desde su formación.
A varios millones de kilómetros de distancia, una nave interestelar, de una civilización, de vete a saber que lejana galaxia, se orienta para lanzar un depósito de excrementos que, según sus cálculos, se fundirá junto con su contenido, mucho antes de llegar a nuestro sol. Una vez en situación, eyectan sus desechos y prosiguen su viaje.
No han tenido en cuenta un cometa que, dos horas más tarde, se cruza en el camino del depósito y su contenido, desviándolo con su cola, de la trayectoria prevista. Pocas horas después, el campo gravitacional del tercer planeta del sistema solar, atrapa el depósito, que empieza a girar en torno a su captor, en órbita descendente.
Si en aquel tiempo, el planeta hubiera tenido una atmósfera como la de ahora, la fricción provocada por la misma y la velocidad del depósito, lo hubieran incinerado; pero la escasez de los gases de aquellos tiempos permitió que la cápsula de los desperdicios impactara a enorme velocidad contra el suelo, destrozándose; liberando y expandiendo en una amplísima zona, su carga de excrementos, microbios y bacterias. Una buena parte de la “asquerosa“ carga, se quemó en alguno de los incontables fuegos que emergían de las entrañas del planeta; pero otra parte cayó en zonas más templadas.
Así fue como, en aquel planeta inhóspito, plagado de volcanes y en lento enfriamiento, la vida empezó a abrirse paso.
Probablemente, a la mayoría de lectores les parezca improbable, por no decir estrafalaria, esta teoría del génesis; sin embargo, a mí me parece mucho más plausible, que la de que fuimos creados por un ente omnipotente y eterno.